PRECAUCIÓN: POR FAVOR, MIRE FIJAMENTE LA IMAGEN MOSTRADA (ARRIBA) DURANTE 10 SEGUNDOS. DESPUÉS, LEA EL TEXTO QUE APARECE A CONTINUACIÓN.
Las imágenes astronómicas son fundamentalmente diferentes de otros tipos de imágenes, ya que ontológicamente son más "mentales" que "materiales". La capa "mental" de las imágenes astronómicas recuerda la recepción en la imagen, que está sumamente relacionada con la cognición. Por lo tanto, es necesario comprender las imágenes astronómicas no desde la mente del ojo, sino desde el ojo de la mente. Así pues, este texto interactivo desplaza la perspectiva de la Mente del Ojo al Ojo de la Mente con el objetivo de comprender las imágenes astronómicas, su creación y su recepción de un modo más crítico y encapsulador.
En primer lugar, la pregunta fundamental es ¿por qué las imágenes astronómicas son mentales? Para responder a esta pregunta partamos de un experimento mental que introducen los astrónomos Dr. Travis A. Rector, Dra. Kimberly K. Arcand y Megan Watzke en su libro Coloring the Universe: An Insider's Look at Making Images of Space (Rector et al., 2015, 4):
"Supongamos que tuvieras la posibilidad de subirte a una nave espacial y volar hasta la nebulosa de la Cabeza de Caballo, ¿qué verías? Tras un viaje de más de mil años luz, llegarías por fin a tu destino. Miras por la ventanilla de tu nave espacial esta misma escena, pero ahora estás a una distancia cien veces más cercana que antes, cuando estabas parado en la Tierra". (Traducción propia, idioma original en inglés) [1]
La respuesta que dan es que "Se verían algunas de las estrellas más brillantes, pero nada del polvo y el gas de la nebulosa, incluida la forma de cabeza de caballo" (Rector et al., 2015, 4) (Traducción propia, idioma original en inglés).
Lo que los escritores intentan acentuar aquí es que, aunque llegues a la nebulosa Cabeza de Caballo, no podrás ver la nebulosa en sí a simple vista. Esto se debe a que los datos astronómicos proceden de un rango de luz fuera de la visión humana. Así, múltiples pilas de datos nativamente digitales, como los procedentes de formas "invisibles" de luz: radio, microondas, infrarrojos, ultravioleta, rayos X o rayos gamma, viajan desde los telescopios hasta los científicos en forma de unos y ceros, y luego los científicos adaptan estos datos a la mente de nuestros ojos mediante la visualización de datos. La razón previa de esta traducción es que nuestra mente no está entrenada cognitivamente para captar los datos y las imágenes astronómicas a menos que se transformen en una forma que pueda ser comprendida por nuestra mente. De ahí que los astrónomos elijan con más insistencia la imagen bidimensional como forma de mostrar los datos astronómicos y que esta traslación de unos y ceros a una imagen bidimensional se conciba inherentemente como algo que tiene una capa estética articulada mediante técnicas de tratamiento de imágenes.
Como se ha expresado, "Las imágenes astronómicas existen en una intersección de ciencia y arte, de información y estética, de lo contextual y lo visual (Smith, 2014)" (Smith et al., 2015, 89) (Traducción propia, idioma original en inglés).
Por lo tanto, se puede afirmar que los astrónomos combinan la ciencia y las artes a través del proceso de visualización de datos, que implica preocupaciones y toques estéticos. Sin embargo, estas preocupaciones y toques estéticos son consecuencia de dar sentido cognitivo a las imágenes astronómicas tomando la visión humana como punto de referencia. Por lo tanto, estos toques estéticos funcionan simultáneamente en dos capas; en primer lugar, estos toques proporcionan los datos en sí para que trabaje el científico y, además, desencadenan una experiencia estética para el público basada en una realidad que no es visible para la experiencia humana directa que encarna una falta de coherencia funcional. En consecuencia, estas imágenes se adaptan a la mente del ojo añadiendo precisiones materiales al organizar la composición de las imágenes astronómicas, como color, escala, orientación, profundidad, textura, brillo, contraste, nitidez...
¿Y si intentamos comprender estas imágenes astronómicas no a través de la mente del ojo, sino a través del ojo de la mente? Esta pregunta hace que entre en escena la capa "mental" expresada al principio de este texto, que incluye la cognición y, consecuentemente, la recepción.
Aquí, si consideramos la cognición de las imágenes astronómicas como los datos que entran en la mente humana y la recepción de los mismos como la salida de esos datos en relación con los datos a priori que tenemos sobre las imágenes astronómicas, podemos afirmar fácilmente que las imágenes astronómicas tienen la capacidad de sobrepasar los límites de nuestro conocimiento de forma creativa, lo que forja una oportunidad para reconstruir nuestra experiencia estética e incluso científicamente. La razón precisa que subyace a esta inferencia es que nuestra cognición y recepción sobre las imágenes astronómicas, ontológicamente, no puede depender de nuestra visión, ya que no somos capaces de ver con nuestros ojos desnudos. Por lo tanto, nuestro Ojo de la Mente está formado por la traducción que hacen los astrónomos de los datos astronómicos en imágenes astronómicas. Por lo tanto, el ojo de nuestra mente, en el contexto de las imágenes astronómicas, se basa únicamente en estas imágenes, casi siempre estéticamente agradables y en su mayoría bidimensionales.
Aunque nuestra Mente Ocular nutre a nuestro Ojo Mental y nuestro Ojo Mental, recíprocamente, nutre a nuestra Mente Ocular en la construcción mental de las imágenes astronómicas, distintas de nuestra Mente Ocular, nuestro Ojo Mental está abierto a los datos multisensoriales, ya que nuestra cognición y recepción están conformadas por datos multisensoriales. En consecuencia, nuestra cognición y recepción sobre las propias imágenes astronómicas puede verse alterada si se articula otra información sensorial a los datos visuales que se reciben sobre las imágenes astronómicas.
En consecuencia, es crucial diferenciar las imágenes astronómicas de los otros tipos de imágenes científicas, ya que nuestra cognición y recepción está más allá de la materialidad y, por lo tanto, la relación que establecemos con las imágenes astronómicas en el caso de la (des)confianza está estrechamente relacionada con la forma en que los científicos traducen los datos científicos en imágenes astronómicas y qué formas de articulación y capas se incluyen en esta traducción para influir en la (des)confianza de la gente hacia las imágenes astronómicas.
Para mostrárselo explícitamente, le invitamos a ver la imagen astronómica anterior con una capa de sonido (como dato científico) añadida a la recepción del acto de ver a través del Ojo de la Mente.
PRECAUCIÓN: POR FAVOR, REPRODUZCA EL VÍDEO QUE APARECE A CONTINUACIÓN Y NO OLVIDE PONER EL SONIDO.
Después de ver esta imagen astronómica con una capa de sonido añadida, queremos que os respondáis a vosotros mismos, si tenéis una recepción distinta de la misma imagen astronómica ¿o no?
Puede enviar sus respuestas y comentarios a estas direcciones de correo electrónico: pr.visualtrust@ub.edu, alkimerol@ub.edu
Referencias:
Lisa, F Smith, K Arcand Kimberly, K Smith Jeffrey, K Smith Randall, and Bookbinder Jay. 2015. “Is That Real? Understanding Astronomical Images.” Journal of Media and Communication Studies 7 (5): 88–100. https://doi.org/10.5897/JMCS2015.0446.
Rector, Travis, Kimberly Arcand, and Megan Watzke. 2015. Coloring the Universe: An Insider’s Look at Making Spectacular Images of Space. Illustrated edition. Fairbanks: University of Alaska Press.
Smith, Lisa F. 2014. “The Science and Aesthetics of Astronomical Images.” Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts 8: 506–13. https://doi.org/10.1037/a0037122.
Fuente de la imagen: Agujero negro en el centro del cúmulo de galaxias Perseo (rayos X). Crédito: NASA/CXC/Univ. de Cambridge/C. Reynolds et al. Ver detalles científicos: https://chandra.si.edu/photo/2020/perseus/
Fuente del vídeo: Sonificación de datos de un agujero negro en el centro del cúmulo de galaxias Perseo (rayos X). Crédito: X-ray: NASA/CXC/Univ. de Cambridge/C. Reynolds et al.; Sonificación: NASA/CXC/SAO/K.Arcand, SYSTEM Sounds (M. Russo, A. Santaguida). Consulte los detalles científicos: https://chandra.si.edu/photo/2022/sonify5/
[1] La icónica nebulosa Cabeza de Caballo forma parte de una densa nube de gas situada frente a una región activa de formación estelar conocida como IC 434 (Rector et al., 2015). Aquí puedes acceder a la imagen y a los detalles científicos: https://noirlab.edu/public/images/noao0126a/ . Crédito: T. A. Rector (NOAO/AURA/NSF) y el Hubble Heritage Team (STScI/AURA/NASA).